Arlequin, un cuento de Paola Vincenti en Códigos Sagrados Oficial

Arlequín

(Un cuento de Paola Vincenti)

Unas horas después de su sesión de Ensueño Dirigido.

Algo se le hace presente en el cuerpo… como algo triste y apenado… Se detiene, toma contacto consciente con su cuerpo y le hace lugar a lo que aparece … 

Resuenan en su mente algunas frases dichas, sobre su primera niñez.

-Mi mamá me daba palizas, porque era traviesa y torpe. Mi papá se enojaba y miraba feo por desear cosas bonitas. Después vino la época fría y el silencio. Aparece la imagen de un Arlequín …

– ¡Me convertí en todas las personas, que alguna vez necesité y no estuvieron! – se dice…. Y como hablando para sí, continua.

– En la Mama que no tuve.

– En el apoyo incondicional, de amig@s y parejas.

– En el hada madrina, de extraviados y heridos. 

– En la escucha empática, de lamentos nocturnos.

– En la alentadora incansable, de sueños exiliados.

– En la motivadora tenaz, de buscadores de aventuras.

– En el soldado al pie del cañón, de guerras ajenas.

– En la trinchera de algunos y el parachoques de otros.

– En la contenedora cálida de los invisibles.

– En quien obsequia con sentido a quien nadie regala. 

– En quien mira, mima y está atenta, aunque toda duela.

– En quien abraza, aunque los brazos pesen.

– En quien da un paso más, aunque las piernas ya no puedan. 

– En quien obsequia sonrisas, aunque el pecho duela.

– Tantos años y…. ¿Por qué que no soy feliz? ¿Por qué no funciona si lo doy todo? – Se pregunta.

Una voz que viene de su cuerpo … responde con otra pregunta:

– ¿Quién no es feliz? ¿Quién lo da todo? 

– ¡Yo! -Responde ofendida. 

– ¿Quién SOS? – 

– ¡Soy mamá, amiga, pareja, estudiante, profesional y más!! – Contesta aireada. 

– ¿Para qué lo das todo? ¿A quién? – vuelve a preguntar rotundo, ignorando su respuesta.

Aparecen lágrimas … 

– ¿Quién soy? ¿Para qué lo doy todo? ¿A quién? -Murmura bajito … 

Ahora aparece la imagen de ella pequeñita, parada al lado de cada persona para la que estuvo. Observa que la mira intensamente, como esperando su turno, pero nunca llega. Se resignó y creyó que por algo no le tocaba nada, guardo silencio y se quedó atrás, mirando contenta la suerte de otros.

Se acerca despacio…la niña levanta sus ojos y la mira. 

Se arrodilla frente a ella y dice:

-Ahora te veo.

– Eh! ¿Me ves? – se sorprende.

– Sí, sí…

-Uff… creía que era invisible…y que por eso estaba sola. – susurra.

– NO sos invisible… yo no podía verte, estaba como ciega, pero ahora veo y te veo …  ya no estás sola… ya no estamos solas, nos tenemos la una a la otra. 

– ¿Pero… y si te vas, quedas ciega o te olvidas de mi otra vez y si alguien te necesita más?  – pregunta entre pucheros.

-Es posible que me pierda, fueron muchos años, por eso también te necesito, no quiero perderme o dejar de ver… y tampoco quiero estar sola. 

La pequeña la mira largamente … como sopesando… luego toma su mano con firmeza y la invita a caminar juntas.

Lentamente vuelve a tomar contacto consciente con el sillón que la sostiene, lleva su mano al pecho y aparece un cálido alivio…

Agradece a su cuerpo por recordarle que se puede perder, dormir o no ver pero que la sabiduría está en ella y es por ahí.

Hasta la próxima semana en nuestro espacio….

Te espero en mis cuentas de Instagram @paola.vincenti y @focu.self

Estas son las últimas publicaciones de Paola en su espacio de cada día jueves.

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