El proposito de la vida, códigos sagrados de agesta

El propósito de la Vida

Hay días raros, en los que el propósito de la vida se torna difuso. 

Son en esos días, en lo que me siento desconectada, perdida o algo extraña, cuando me recuerdo acudir a alguna de mis herramientas: meditar, hacer ejercicio, yoga, un paseo por el parque o focalizar. Disponerme a hacer auto-focusing es una de mis herramientas preferidas, entrar en contacto con mi presencia interna siempre abre, alivia y trae algo nuevo. 

 “… Lentamente voy adentrándome en mi espacio interior con paciencia, delicadeza y de una manera aceptante; cómo si con cada inhalación y exhalación fuera bajando … bajando hacia las profundidades. 

Aparece la imagen de un jardín … sigo inhalando y exhalando … va apareciendo la imagen de un bichito, no distingo su forma o tamaño.

Se posa sobre una telaraña que se ve vieja y en desuso. Se posa suavemente, se balancea como probándola y a medida que se mueve, la telaraña parece renovarse a sí misma, como si se volviera más confortable… Se va sintiendo abrigado, protegido, cómodo. Después aparece una sensación de alerta, la dueña de la telaraña se acerca sigilosamente. 

Bichito siente miedo … se da cuenta de que está en peligro y que se acerca su fin… también se da cuenta de que es una especie de déjà vu, antes ya pasó. Cuando sea devorado, otros como el encontrarán la telaraña y así se repetirá el ciclo. 

Le hago notar mi presencia (soy como una especie de briza que susurra), le digo que no está solo, que estoy ahí cerquita acompañándolo amorosamente.

Me ve/siente … comienza a mover sus patas, como probando despegarlas de la telaraña… yo sigo ahí cerquita, sin interferir, solo estando. Sigue probando y probando hasta que comienza a elevarse … una de las patas traseras no se despega … toma impulso y se eleva… la patita queda adosada a la telaraña… la mira como despidiéndose y vuela. Yo sigo a su lado … recorre un tramo del jardín hasta que se posa en una Flor … el centro es cómo el de un girasol … al posar sus patas en el centro de la Flor lo recorre como una descarga eléctrica … se sacude … algo comienza a tomar forma … es como si comenzara a notar una energía que fluye por su cuerpo … como si una parte de su naturalezas despertara … sacude sus patas … ondula su cuerpo como si reconociera sus dimensiones … sus alas, las que creía minúsculas y deformadas las ve lustrosas, fuertes y cristalinas .. las agita con emoción! ¡La sensación de sentir su cuerpo le era conocida … ¡No, no era un bichito sin forma, torpe y sin propósito, era una Abeja! ¡De repente recuerda su naturaleza y el Propósito de su vida! Se mueve con rapidez y tropieza… no está acostumbrado a habitar su cuerpo.

Aparece una sensación de apuro, de miedo … se pregunta: _ ¿Y si la Flor en la que esta se impacienta? ¿Y si no recuerda cómo era ser Abeja? –

La Flor como si percibiera su agitación cierra sus pétalos, creando una cúpula segura donde estar. 

Me acerco un poquito más como para que note mi presencia nuevamente, al verme suspira… Entiende que tiene tiempo, que se puede permitir tener paciencia, descansar… y que también implica alojarse y alojar cada parte de si, exiliada y escindida como aquella patita que quedo en la telaraña, para finalmente descubrir, que, si se anima a permanecer, hay tiempo para recordar cómo Ser, porque todo ya está allí, solo se trata de sentir…” 

Al volver a tomar contacto con el entorno y retornar… eso que parecía difuso ya no pesa, algo ahí se alivió… y resuena en mi cuerpo como si fuera un mantra…¨Solo se trata de Sentir¨

Hasta la próxima semana en este nuestro espacio

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