Códigos Sagrados de Agesta

Espejar

Esta época de repensares estructurales y zonas de confort intervenidas por una realidad casi de ciencias ficción, el conocer nuevas personas y vincularse han tomado otras formas.

En una charla de amigas, éramos varias y con distintas historias de vida. Sale el tema de cómo conocer personas hoy, y a la que se mostraba reticente le dicen:

_ ¡Ingresa a una aplicación! Ahora es por ahí.

_Nooo… Me da cosa. No me sale hablar así. Yo que sé, me siento tonta. – se defiende.

_ Dale! Anímate, sino … ¿Cómo vas a conocer personas?

Las observó en silencio, noto la contrariedad de la interpelada.

_ Uff … Saben …Hay una parte que quiere intentarlo y también otra parte que me dice ¿para qué?

_ Eso es porque no queres salir de tu zona de confort. – sentencia otra.

Nuestra amiga se encoge, como metiéndose para adentro. Entiendo cómo se siente. Cambio de tema y el encuentro fluye sin más recetas mágicas.

Días después me llama por teléfono.

_ Ela… te quiero contar algo …Al final abrí la aplicación y entablé diálogos con algunas personas.

_ ¡¿En serio Dai?! ¿Y cómo te sentiste?

_Rara al principio, pero me mostré lo más auténtica posible, dentro de este nuevo formato y los parámetros de la tecnología, obvio.

_ ¿Y cómo lo registraste en el cuerpo?

_ ¡¿Eh?! Ahh cierto que vos llevas todo a cómo se siente en el cuerpo … Emmm, ahora que me lo preguntas… sigo notando en el cuerpo algo incómodo.

_ Bien! Ahí hay algo que necesita que lo escuches.

No lo abrí los otros días, en el café, pero te voy a contar mi experiencia. ¿Te parece? –

_ Siii!

_ “…Hace tiempo abrí la aplicación y conocí a dos personas, dos hombres. Charlamos un tiempo y después acordamos vernos. Fueron dos salidas amigables, relajadas de café, caminar por el parque y charlar. Cada uno de ellos me contaron cosas de su vida, yo les conté otras. Esos encuentros me mostraron tanto de mí, que aún hoy esta como decantando. Con ambos me mostré genuina, me rehúso a entrar en los “como si” que me han llevado desconectarme de mi.

En fin, uno de los encuentros fue el más revelador. En el diálogo sus devoluciones certeras me movilizaron. Noté ya desde el intercambio de chat, que ante sus halagos me removía inquieta y los dejaba pasar, algo había ahí. Cuando hacía alusiones, a hacer algo juntos o a un nosotros, algo en mí se contraía.

Mientras caminábamos y charlábamos, escuchándolo ya de vuelta en su vida, contento y pleno, lo miraba fascinada como quien mira a un ídolo … yo aspiraba a sentirme así.

En un momento le comento algo personal y me dice:

_ ¡Uh! cuanto te han lastimado para que te cierres así! No sé si puedo con eso. –

Me quede muda. Él ponía en palabras uno de mis miedos más grandes, ¿y si no lograba abrirme nunca? …”

_ ¡Qué fuerte amiga! ¿Cómo te sentís hoy?

_ Bien. Bien… Me trajo información valiosa de mí: Caí en la cuenta de que aprendí a amar pandito (playito) pero no, a ser amada y lo más movilizador…que me asusta que me amen. ¿Será porque implicaría abrirme, hay ahí algo asociado a la frase de rendirse al amor, y si después desaparecen? Hasta se me hizo presente un miedo/creencia muy profundo y viejo. ¿Y si muera mi alma si me entrego y no regresa el amor? Sabes que una vez que lo intente, ame, me entregue, no regreso, no me morí, pero dolió. Ahí también aprendí mucho de mí. Ese amor me despertó de un letargo, no brotó, pero yo si florecí.  Y cuando esta persona me hablaba de disfrutar, del goce de vivir, de degustar y paladear la vida; yo internamente, me sentía como una nena que ve la vidriera de los juguetes que anhela tener, pero sabe que están del otro lado del vidrio.

_ ¡Naaa…que profundo amiga! ¡Yo apenas estoy arrancando a charlar! ¡Y no he pensado y menos sentido nada de eso!!

_ Jajajaj Tranquila, cada uno hace su propio proceso no hay mejores ni peores.

Seguimos charlando un rato más y al cortar sentí como que algo dentro de mí, había anclado.

Volví a mí y tome contacto de que en este vivir, desde la Mujer que soy, libre y responsable de co-crear la vida que quiero, cuando aparecen esas partes niñas heridas, que sufrieron desamparo, las acompaño, les hago lugar y le susurró al oído. ¡Ya no estás sola! Yo estoy a cargo y nos cuido a ambas.

Me hizo bien compartirlo con mi amiga, al espejar y escucharnos, me escuche.

Yo SOY quien construye mis sueños y la hacedora que co-crea mi realidad.

Los espero la próxima semana en este mismo espacio de cada día Jueves, no olviden seguirme en mi Instagram @paola.vincenti y @focu.self.cuantico

1 comentario en “Espejar”

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