Si has seleccionado este trazo, es posible que hayas experimentado la traición por parte de tus padres durante tu infancia, lo que ha dejado una marca profunda en tu capacidad para confiar en los demás. Esta ruptura en la confianza puede haber generado una tendencia a ser reservado(a) emocionalmente, prefiriendo mantener tus sentimientos y pensamientos más íntimos guardados para ti mismo(a).
Es comprensible que te resulte difícil abrirte a los demás después de haber sido herido(a) por aquellos en quienes confiabas profundamente. Puedes sentirte reticente a compartir tus emociones y experiencias por temor a ser lastimado(a) nuevamente o a enfrentar el rechazo. Esta reserva emocional puede manifestarse en relaciones interpersonales, donde puede ser difícil para ti establecer conexiones profundas y significativas.
Aunque esta tendencia a la reserva emocional puede brindarte cierto sentido de protección, también puede limitar tu capacidad para desarrollar relaciones saludables y satisfactorias. Abrirte a los demás de manera gradual y segura puede ser un proceso desafiante, pero también puede conducir a una mayor intimidad y conexión emocional con aquellos que verdaderamente te valoran y te apoyan.
Buscar el apoyo de amigos cercanos, familiares de confianza o un terapeuta puede ser útil para explorar y sanar las heridas emocionales del pasado, así como para aprender a confiar en ti mismo(a) y en los demás de nuevo. Recuerda que mereces relaciones basadas en la confianza mutua y el respeto, y que abrirte a la vulnerabilidad puede ser el primer paso hacia una vida más plena y auténtica.