La novena casa es uno de los lugares más auspiciosos para recibir a Marte. Aquí, el Señor de la Guerra puede llevar al nativo a viajes lejanos e incluso preferiblemente solitarios y que impliquen valentía. No tenga miedo de arriesgarse: la casa 9 representa tanto el viaje físico como la espiritualidad, a expensas de nuestros horizontes y, para eso, nada mejor que desarrollar y descubrir nuevos mundos.
También puede representar una mayor dinámica en los estudios, con una tendencia a la ruptura de cursos, peleas ideológicas excesivas, conflictos con maestros y sacerdotes y algunos problemas en iglesias y universidades. Tener buenos aspectos con Marte puede ser una posición muy productiva para la defensa de ideas y proyectos, permitiéndole avanzar en un campo liderado por un pensamiento más arraigado y conservador.
Tener a Marte en este sector apunta a competencias feroces, pero si está bien dignificado, el planeta le brinda mayores posibilidades de ganar por medio de ideas audaces que tienden al éxito.
El nativo puede dedicar más energía al aprendizaje, principalmente de idiomas, culturas, conocimiento de la naturaleza espiritual, filosófico o avanzado en general. Tiende a ser más entusiasta y argumentativo cuando participa en discusiones. También puede desear explorar lugares distantes o desconocidos para aprender y adquirir conocimiento, aunque también puede hacerlo por medio de la investigación en Internet, ya que tiene el potencial de dar más importancia a académicos o historiadores en general.
Puede ser el tipo de persona que a veces se desafía a sí misma para ir a lugares distantes a fin de ampliar sus propios horizontes. Si le ofrecieran la oportunidad de hacer un viaje espacial, por ejemplo, el nacido con esta posición es más probable que lo acepte, especialmente si el signo donde se encuentra Marte también ayuda.
Amplifica una dirección filosófica un tanto liberal, pero se vuelve más intolerante cuando alguien lo desafía y adora el debate.
Tener a Marte en este sector también sugiere cierto entusiasmo e inquietud. Se debe prestar atención al celo religioso, ideológico o filosófico para que esto no se convierta en fanatismo. Le gusta dar opiniones fuertes y expresarlas en la práctica a cualquiera que quiera escuchar, incluso si a menudo no está de acuerdo con el pensamiento colectivo. Usualmente luchará por sus propias convicciones, aunque debe tener cuidado con la tendencia a creer que siempre tiene la razón. Es necesario tratar de abrir los ojos al panorama para descubrir finalmente el significado real de las acciones que se propone realizar.