Porque no tengo suerte en el amor 3

Mayoría de respuestas 3: Hechizado por la Luna, atrapado en la protección

Te fascinas con encontrar personas y espacios que garanticen absoluto cuidado y compromiso. Te encanta sentirte elegido y contener. Gracias a tu acompañamiento, los otros se sienten mejor y se desarrollan. Es necesario que prestes atención para no quedar atrapado exclusivamente en el rol de “protector”, en ser solo eso: “la que los otros necesitan para mejorar”. Tus prioridades pasan –exclusivamente- por SER protector. Al entregarte a este arquetipo de dador absoluto, das respuesta a un gran anhelo colectivo: que haya alguien amoroso y maternal dispuesto siempre a dar y proteger. Al entrar en este territorio de tanta necesidad grupal, corres el riesgo de convertirte en “solo eso”. Ingresas en una historia con desarrollo y finales propios y predecibles, donde todo ya está escrito. Los anhelos colectivos relacionados al “rol maternal” (de encontrar en alguien cuidado incondicional) comienzan a dirigir tu existencia. Tu vida es ciegamente movida por los deseos inconscientes, tu destino reproduce un “guion ya escrito”. Tu destino es el de toda madre: dar todo de sí para nutrir y cuidar, para luego dejar partir, dar libertad o “ser abandonada”. Una vez que el niño crece y se independiza no necesita más de esa función omni protectora y nutricia. El problema es que vivencias esta sensación de abandono de lo que cuidaste en todos los ámbitos de tu vida: con parejas, amigos, empleados. Sentís que diste todo y luego te abandonan. Puede que sientas: “Yo doy todo y siempre me terminan abandonando o no reconociendo lo suficiente”.