ley del libre albedrío

Que es la ley del libre albedrío

La ley del libre albedrío es la potestad que el ser humano tiene de obrar según considere y elija. Esto significa que las personas tienen naturalmente libertad para tomar sus propias decisiones, sin estar sujetos a presiones, necesidades o limitaciones, o a una predeterminación divina.

La ley del libre albedrío es una ley espiritual fundamental en la cual se sustenta el progreso evolutivo del espíritu,  es la progresión espiritual sólo es real cuando es elegida e internalizada por libre voluntad, es decir, por elección libre del espíritu, sin ningún tipo de coacción o imposición.

Aunque algunos suponen que la ley del libre albedrío no se cumple en la tierra, se cumple, ya que las leyes espirituales están escritas en la esencia de cada espíritu. Hay una fuerza que impulsa al espíritu a buscar siempre la felicidad, y a través de esa búsqueda el espíritu evoluciona. Igual que no es posible ser feliz sin amor, no hay espíritu que pueda llegar a ser verdaderamente feliz espiritualmente sin ser libre, porque está en su esencia el serlo. Si Dios hubiera querido que los espíritus no fueran libres, hubiera programado en su naturaleza el ser felices siendo esclavos. Pero ya que ocurre totalmente lo contrario, es decir, que el espíritu es desgraciado en la esclavitud, sea ésta del tipo que sea, habremos de concluir que el espíritu ha sido creado para ser libre, y así es en la Tierra como en el resto del Universo.

«Pero la realidad demuestra que la mayoría de gente de nuestro planeta no actúa con libertad sino que, o se obliga a sí misma, o es obligada a hacer un montón de cosas que no quiere«

Efectivamente. Así ocurre en vuestro mundo. Se producen constantes vulneraciones de esta ley debido a la escasa evolución de la mayoría de sus habitantes, que todavía no la conocen o no la quieren respetar, ya que para respetar el libre albedrío deberían renunciar al egoísmo. De ahí que uno de los objetivos del aprendizaje espiritual sea aprender a respetar el libre albedrío de los demás, pero también a exigir que se respete el libre albedrío propio.

Es una ley espiritual universal. Y sus mundos son mucho más felices que el vuestro precisamente porque ponen mucho énfasis en respetar el libre albedrío, así como el resto de leyes espirituales.

Precisamente porque los espíritus avanzados conocen, respetan y siguen la ley del libre albedrío, tienen mucho cuidado de no vulnerarla, sobre todo en lo que se refiere a la interferencia en los mundos habitados por espíritus menos avanzados. Aunque no haya intención de perjudicar, un exceso de interferencia puede crear dependencia de los espíritus o civilizaciones menos avanzadas respecto a las más avanzadas, y esto provocaría un estancamiento evolutivo en el planeta receptor. Por ello, la ayuda que se da, tanto del plano espiritual, como de los mundos físicos espiritualmente avanzados, a los mundos menos avanzados, es siempre muy sutil, y jamás en contra de la voluntad del propio ser o seres que la necesitan, porque entonces se estaría coaccionado su libre albedrío. Está condicionada a que cada ser en cuestión manifieste su voluntad de evolucionar y recibir ayuda.

Imagina que un habitante de un mundo avanzado llega a la Tierra y vosotros, reconociendo su mayor evolución, decidís darle el gobierno del planeta para que arregle todos sus problemas. De acuerdo con su conocimiento de las leyes espirituales y con forme ocurre en su planeta de origen, donde el respeto a otros seres inferiores de la evolución les ha llevado a seguir una dieta vegetariana y a no dañar a ningún animal, decide promover unas leyes de protección a los animales que prohíben, entre otras cosas, la caza, la tauromaquia y el consumo de carne. ¿Estaría dispuesta la humanidad de la Tierra a realizar tales renuncias?

En el actual estado de la humanidad, y siendo muy generosos, más del 80% estaría en contra de estas medidas. Y se levantarían protestas y revueltas tremendamente violentas por todo el planeta para impedir el cumplimiento de esa nueva ley. Bajo este dilema ¿qué debería hacer el mandatario? ¿Renunciar a sus propias convicciones para complacer al pueblo, o por el contrario imponer las leyes a pesar de la oposición de la mayoría? Si toma la primera decisión estaría vulnerando su propio libre albedrío, al tener que hacer cosas que van en contra de su propia voluntad. Si elige la segunda estaría vulnerando el libre albedrío del pueblo, al imponerles una ley que va en contra de su voluntad.

Si los seres avanzados no asumen posiciones de gobierno material en mundos como el vuestro es sencillamente porque mayoritariamente vosotros no queréis que ellos estén al mando, ni queréis aceptar los cambios que ellos proponen. Y ellos tampoco desean imponer su voluntad sobre la vuestra, porque saben que no sirve de nada obligar. Ya se han dado en la historia de vuestro planeta numerosos casos de gente más o menos honesta que llegaron a desempeñar altos cargos de poder e intentaron cambiar las cosas para bien. ¿Y qué pasó? Pues que duraron muy poco. Los que estaban alrededor los eliminaron. Por eso los espíritus elevados sólo aconsejan, predican con el ejemplo sin imponer, y luego cada cual elige aquello con lo que se siente afín.

¿Cuáles serían los resultados prácticos de la aplicación de la ley del libre albedrío en la Tierra si, al igual que ocurre en otros mundos más avanzados, decidiéramos seguirla?

La desaparición de cualquier forma de esclavitud, de coacción, de opresión, de manipulación, de daño de unos seres humanos hacia otros. Un ser avanzado jamás violaría el derecho a la vida de otros seres. Por lo tanto, desaparecerían las guerras, la pena de muerte, el asesinato y el aborto porque con esas prácticas se está vulnerando el derecho a la vida de otros seres.

Desaparecería cualquier forma de maltrato o abuso sexual contra niños y adultos. Por lo tanto, desaparecerían la pederastia, las violaciones, la prostitución, y cualquier otra forma de práctica sexual en la que se fuerza o coacciona la voluntad de otros seres humanos, especialmente cuando se trata de los seres más débiles e indefensos.

Desaparecería cualquier fórmula que coacciona la libre expresión del pensamiento y del sentimiento. No existirían, por tanto, la censura, la manipulación, el engaño, la represión ni el secuestro.

Desaparecería cualquier religión, filosofía o doctrina egoísta que justificara la opresión, la agresión, el control y/o la violencia contra otros seres humanos por diferencias raciales, religiosas, culturales, económicas, políticas o de cualquier otra índole. Por tanto, desaparecerían el racismo, el totalitarismo, el fascismo, el fanatismo religioso, el militarismo, el imperialismo o el capitalismo, porque son ideologías que basan el bienestar de unos cuantos en el sufrimiento de otros seres humanos. Cualquiera que sea la forma de esclavitud, sea ésta material o mental, que se intente imponer al ser espiritual fracasará, porque el espíritu se revelará internamente contra aquello que le esclaviza, y tarde o temprano luchará con todas sus fuerzas para liberarse. Esta es la razón por la que cualquier doctrina, religión, ideología, sistema político o económico que no respete la ley del libre albedrío del espíritu será inestable y efímero, mientras que los basados en las leyes espirituales son estables y duraderos.

Desaparecería cualquier forma de esclavitud, maltrato físico o psicológico, dentro y fuera de los lazos familiares, de los padres contra los hijos, de los hijos contra los padres, de marido contra mujer o de mujer contra marido, de jefes contra empleados, de fuertes contra débiles.

Desaparecería cualquier práctica, afición o diversión basada en generar sufrimiento y destrucción a otros seres vivos, sobre todo a aquellos evolutivamente más cercanos, como los mamíferos superiores, que no obedecen a motivos de estricta supervivencia, como la tauromaquia, la caza, la pesca y la ganadería en los países desarrollados.

Pero para poder seguir una ley es preciso conocerla ¿no? ¿Cómo es posible enseñar algo a gente que no tiene interés en aprender sin obligarles de alguna forma? ¿No habría que hacer como se hace con el niño rebelde que no quiere ir a la escuela, al cual se le obliga de alguna forma para que vaya y aprenda?

Como he dicho, si acabamos de decir que cumplir la ley del libre albedrío es respetar la voluntad del espíritu de decidir libremente, por muy espiritual que sea, la misma naturaleza de la ley impide imponerla, pues al hacerlo estaríamos vulnerando la misma ley. En otras palabras, el fin no justifica los medios, y menos si en los medios estamos incumpliendo el fin que perseguimos. Obligar no es la forma y, como ya he dicho, lo que se obtiene por la imposición o la coacción se pierde cuando desaparece la fuerza coartadora. El espíritu volvería a ser conforme es en realidad y no conforme las circunstancias le han obligado a ser. Precisamente, la reencarnación y el olvido de las vidas anteriores están pensados para que el espíritu experimente el libre albedrío y evolucione por propios méritos, sin ningún tipo de coacción. Es el propio espíritu el que elige libremente si quiere o no avanzar, y el tipo de pruebas a las que quiere enfrentarse para avanzar. Y respecto al ejemplo que pones del niño y la escuela, las corrientes educativas más avanzadas espiritualmente, que también han llegado a vuestro mundo, intentan no coaccionar al niño, sino que buscan estimular sus propias capacidades, haciendo atractivo y no tedioso el aprendizaje, que es la mejor manera de que el niño aprenda, no por obligación sino por devoción.

Entonces, ¿cuál es forma correcta de que la gente conozca las leyes espirituales?

La única forma es predicar con el ejemplo, y es lo que han hecho los espíritus avanzados que encarnaron en la Tierra. Estoy hablando de Jesús, Buda, Krishna, Zoroastro, Antulio y otros avatares o seres avanzados, que encarnaron en la Tierra para enseñar la ley del amor, la del libre albedrío y las otras leyes espirituales. Hicieron de su vida un ejemplo de aplicación personal y de vida en armonía con las leyes espirituales sin obligar a nadie a hacer lo mismo.

Pero, a pesar de esta intervención, no veo que las cosas hayan mejorado mucho en el mundo

Algo sí. En épocas pasadas se criaba a humanos como si fueran ganado, para comerlos, y esto ahora os parecería una abominación. El canibalismo está prácticamente extinguido de la Tierra. Hace menos de 200 años todavía existía la esclavitud de forma legal y existía el comercio de esclavos en todo el mundo. Aunque ahora exista la esclavitud en otras formas, por lo menos la esclavitud formal es perseguida y penada por las leyes de todos los países, y se practica de espaldas a la legalidad. Las persecuciones religiosas, aunque todavía existen en algunas partes del mundo, han disminuido en intensidad y en crueldad y existe legislación en muchos países que protege el derecho de libre creencia, impensable en Europa antes de la reforma protestante. La pena de muerte como forma de castigo se ha abolido en muchos países. La redacción y aprobación por un organismo internacional como la ONU de la carta de declaración de los derechos humanos, aunque en la práctica no se esté cumpliendo, es un ejemplo claro de que existen espíritus en vuestro planeta suficientemente avanzados para reconocer que existen derechos fundamentales que no deben ser vulnerados. En ella se especifican perfectamente los derechos que garantizan la ejecución del libre albedrío y exigen el cumplimiento a las naciones de acciones que impidan que se vulnere el libre albedrío de otros seres humanos. Por tanto, esta carta puede considerase un desarrollo muy acertado de la ley del libre albedrío. En los diez mandamientos encontramos también algunas pinceladas de respeto al libre albedrío, como los mandamientos “no matarás” y “no robarás”. Aunque quede mucho por hacer, todo esto son avances respecto a la situación de épocas pasadas.

Fuente del artículo Ley de Atracción Positiva

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