En una noche oscura, dos personas se perdieron en un denso bosque. Ambos estaban terriblemente asustados pero se comportaron de manera diferente. Porque uno de los viajeros era filósofo y el otro místico.
El primero pensó en el motivo de su deplorable situación y el segundo simplemente creyó en el destino. De repente estalló una fuerte tormenta y hubo un destello en el cielo.
El filósofo en ese momento miró al cielo, como siempre, perdido en sus pensamientos y perdió el rumbo. Pero el místico miró el camino y durante un destello de luz supo cómo avanzar.
Moraleja: mira atentamente la carretera y, sin dudarlo, ¡adelante! La filosofía es un proceso mental, no te llevará a una meta. El éxito requiere acción.
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