Tesoro y hermosa

En unos de mis viajes, llegue a un pueblo pequeño, con lenguaje pequeño, habitado por personas cordiales y de gran sabiduría. Una de ellas, Doña Magda, la casera de mi alojamiento me contó esta historia..

Hace muchos  años se encontraron Tesoro y Hermosa, esos no eran sus nombres reales, dijo y luego entendí el porqué. 

Tesoro, hacía tiempo se había cerrado al sentir, sostenía relaciones particulares pero cómodas, no creía en el Amor y se sabía infeliz 

Hermosa recientemente se había descubierto en una vida detenida que le era ajena, pero con el conocido sabor del desamor. 

Solían cruzarse en el pueblo, pero nunca se miraron realmente. Hasta que un día algo se alineó, cosas de planetas dicen, pero lo cierto es que se descubrieron.

Curiosamente, ni Tesoro se creía un Tesoro, ni Hermosa se creí Hermosa, pero así se vieron el uno al otro; y como suele pasar en los cuentos sin saber porqué, se hicieron amigos. 

Cuando estaban juntos, las palabras fluían desde el corazón en vez desde la mente. Sostenían largas charlas, se sorprendían hablando de todo. Se contaban anécdotas, sueños, fantasías, travesuras y proyectos. 

Con el tiempo, como quien deshilvana un manto, con la vista baja y voz muy queda, se atrevieron a hablar de sus dolores. Al observar que en el gesto del otro, no había rastros de estupor o juicio, su voz fue tomando tono y el cuerpo aflojando su rigidez. Sus ojos al principio sombríos y vulnerables, ahora sostenían la mirada con brillo, ese brillo que solo emerge al sentirnos aceptados y recibidos, y se animaron a Ser.

Cómo suele pasar en la vida, sus caminos tomaron distintos rumbos. 

Cuentan, que con el paso del tiempo, Tesoro se animó a sentir, se eligió y aprendió a reconocer su valor. 

En cuanto a Hermosa, aprendió a pulsar desde el corazón, soltando creencias heredadas y se reconstruyó a sí misma.

Me quedé con ganas de saber más, pero Doña Magda me miró con afecto y dijo.

_La vida de ese par siguió su rumbo, quien sabe si volvieron a encontrarse, pero lo que sí se sabe es que su amistad los trajo de regreso y los conectó con la vida.

Seguí mi camino saboreando esta sencilla pero hermosa historia y recordé algo que leí de Jonathan Moldú – “Las personas fueron creadas para ser amadas, y las cosas fueron creadas para ser usadas. La razón por la que el mundo está en caos es porque las cosas están siendo amadas y las personas están siendo usadas.»

Los espero la próxima semana en este nuestro espacio de cada día Jueves.

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